Aunque estaba previsto que el presidente Luis Abinader hablara en su discurso de rendición de cuentas, cómo se dio a conocer previamente, sobre el tema de las Cuevas del Pomier, el escenario pareciera más importante para temas más neurálgicos. Y esta decisión hasta dejó sin autoridad de respuestas al ministro de Medio Ambiente, quien a su llegada al Congreso al ser abordado sobre el tema no dijo nada más que: le dejaría eso al presidente para no quitarle peso a lo que diría en su alocución, parafraseándo al funcionario.
Y es que lo que dijo el presidente no es nuevo, hay normas que prohíben actividad minera en el núcleo de la reserva. Ordenar el cese de la minería en los puntos que indicó de la zona sólo evidencia que se ha venido violando la ley desde hace un buen tiempo.
El jefe de estado reconoció que se realizan trabajos de minería de manera ilegal, lo que agrava la capacidad visual de su gobierno ante el incumplimiento de las normas. Aquí también falla la supervisión pues regulación hay, la cuestión es que no se respeta y vigila su correcta aplicación. Dar a conocer la posición del gobierno sobre esa problemática era una tarea que no le iba a quedar grande al ministro de Medio Ambiente o a La Semanal con la Prensa. No le hubiera quitado tampoco la importancia que tiene el tema y la relevancia y necesaria acción del Estado ante la ya confirmada violación.
La militarización de la zona podría dar un mensaje sobre el poder que podrían tener las empresas que operan en el lugar, formal o informal, legal o ilegal. También, de que una resolución no era suficiente para detenerlas.
Abinader también habló de las vacas de Dajabón. La reducción de robos de ganado (vacas) es un tema importante a nivel local para ganaderos de esa provincia que están propensos, fueron o son víctimas de este delito pero ya mencionarlo en un discurso de rendición de cuentas; el primero de un segundo mandato, es un poco difícil de procesar al colocarlo a la par con otras cuestiones que sí roban calidad de vida a la gente.