El valor de detenerse

Como periodista y como alguien que ha vivido en carne propia las consecuencias del estrés, me siento comprometida con seguir alzando la voz en estos temas. Porque hablar de salud mental no es una moda. Es una necesidad. Es prevención. Es humanidad.

by | Abr 22, 2025

by | Abr 22, 2025

Recientemente tuve el honor de presentar y presenciar una valiosa charla impartida por el Dr. José Miguel Gómez Montero, asesor en materia de salud mental del Poder Ejecutivo, en el marco de la Semana de la Seguridad y Salud en el Trabajo, celebrada en la empresa para la que laboro.

Esta charla me dejó algo bien claro: cuando el estrés se normaliza, el alma se agota.
Con un tono cálido y humano, el doctor comenzó citando una frase de Mario Benedetti: “Cuando tenía las respuestas a la vida, me cambiaron las preguntas.” Esa sola línea bastó para abrir una conversación profunda sobre lo que significa vivir en plenitud en medio de un mundo acelerado, exigente y, muchas veces, emocionalmente desconectado.

Durante la charla, el Dr. Gómez no solo compartió datos y estudios, sino que nos enfrentó a una verdad que muchas veces evadimos: trabajamos tanto, pero ¿sabemos por qué? ¿Nos hemos detenido a pensar qué sentido tiene lo que hacemos más allá del salario? ¿O cómo impacta el estrés cotidiano en nuestra salud física y emocional? ¿Cómo nos preparamos para ese momento inevitable del retiro?

Una de las reflexiones más potentes que compartió fue sobre la jubilación. Contó con honestidad cómo muchos trabajadores, luego de entregar 30 o 40 años de su vida a una institución, enfrentan una retirada sin paz mental ni propósito. “A veces ni en su casa lo quieren”, dijo con una mezcla de humor y realidad. Hay quienes, al dejar de ser productivos para el sistema, sienten que también pierden su valor como personas. Y esa es una herida emocional que pocas veces atendemos.

Habló también de los países nórdicos, donde el concepto de felicidad no gira en torno al consumo, al estatus o al dinero, sino a la calidad de vida, a la reciprocidad y al sentido de comunidad. Allí, incluso después del retiro, las personas están llamadas a seguir aportando a la sociedad como voluntarios. No se les margina. Se les honra.

En República Dominicana todavía tenemos mucho camino por recorrer en esa dirección. La salud mental en el entorno laboral debe dejar de ser un lujo o un tema tabú. Necesitamos abrir más espacios para escuchar, para prevenir, para formar equipos humanos que trabajen con sentido, sin dejarse arrastrar por la ansiedad de producir sin pausa.

Como periodista y como alguien que ha vivido en carne propia las consecuencias del estrés, me siento comprometida con seguir alzando la voz en estos temas. Porque hablar de salud mental no es una moda. Es una necesidad. Es prevención. Es humanidad. Y porque, como bien dijo el doctor, el bienestar no se impone, se cultiva. Paso a paso, como quien camina cinco kilómetros para recordar que la vida también se respira.

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