Salud es una área sensible. Es un método que ese gremio debe repensar y sustituir por alguna otra medida.
Si bien es cierto que la presión es un factor que influye en la disposición de algo en este contexto. Cuando el diálogo no llega al punto de consenso que se quiere, o cuando una contrapropuesta no satisface lo solicitado el gremio suele sacar su arma insignia y el método que históricamente, no solo a este sindicato, le ha funcionado para lograr las reivindicaciones propuestas.
Una paralización es la última instancia que considera un gremio en la lucha por una mejoraría en algún punto específico, o varios, para la dignificación de sus de sus miembros. Es una decisión que se toma con un único fin… presionar.
El sistema de salud en República Dominicana está crisis, esto es algo que no es nuevo pues ya lo han leído o escuchando repetitivas veces. Por lo que considero que las demandas de este sindicato son justas tomando en cuenta el deficitario presupuesto que se destina a este sector, y las paupérrimas condiciones de algunos centros médicos a los que ir es fácilmente tomarse un café con la muerte o darle un saludo instantáneo.
Las condiciones de infraestructura y equipamiento moderno son un tema. Uno del que los funcionarios no saben pues si les duele la cabeza toman un vuelo al exterior para recibir asistencia extranjera… ellos sí pueden pagarlo. Pero… ¿Qué pasa con quien solo puede acudir a un centro público ? ¿O con quien acceder a un medicamento de alto costo es una odisea? Eso si logra la hazaña.
Este método de paralización del CMD debe ir quedando en el ayer. Se juega con vidas. Las exigencias de mejorías deben continuar con todo el rigor que lo amerita pero esta medida la califico como inhumana.
A las autoridades les preguntó: ¿Por qué esperar a una paralización ? ¿Por qué, si están conscientes de la realidad del sistema? Sino, invito a Abinader y al ministro de Salud a ir a la emergencia del Hospital Moscoso Puello por si es que todavía no les ha caído el veinte.